Ser Retinólogo

Cuando decimos que un oftalmólogo es retinólogo, nos referimos a que se ha especializado en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades de la retina. 

La retina es la membrana neurosensorial que tapiza el ojo internamente. Es por tanto la parte más noble del globo ocular y su tratamiento debe ser extremadamente delicado y preciso. Un retinólogo puede dedicarse a la retina en general, o más frecuentemente a retina médica o a retina quirúrgica. Entendemos por retina médica el tratamiento no quirúrgico de la retina, incluyendo el tratamiento con láser, foto coagulador o el uso de inyecciones intravítreas.

Las patologías mas frecuentemente tratadas son la degeneración macular asociada a la edad y la retinopatía diabética y patologías vasculares como la trombosis retiniana, aunque existen multitud de afecciones y enfermedades que pueden afectar a la retina.

La retina quirúrgica es aquella que se ocupa del tratamiento y seguimiento de enfermedades retinianas que tienen tratamiento quirúrgico. Las patologías más frecuentemente tratadas son las membranas epimaculares y el desprendimiento de retina, pero también agujeros maculares, hemorragias vítreas, retinopatía diabética proliferante, hemorragias sub-retinianas y traumatismos que afecten al polo posterior del globo ocular. Un retinólogo quirúrgico debe tener un amplio entrenamiento quirúrgico para ser considerado como tal. Es un entrenamiento complicado en el cual se deben adquirir habilidades quirúrgicas para hacer frente a situaciones muy delicadas.

En mi caso, en la actualidad llevo alrededor de 2500 cirugías retinianas realizadas a lo largo de 25 años de experiencia, y cada día tengo la sensación de que sigo aprendiendo. Cuando se inicia una cirugía retiniana existen muchos factores que pueden complicar tu camino hacia el objetivo.

El día a día nos enfrenta a situaciones que te llevan al límite como cirujano, y a veces tienes que tomar decisiones en momentos críticos. Ciertamente la experiencia acumulada es un pilar vital a la hora de enfrentarse a estas situaciones. Creo que la humildad es otro pilar fundamental para un cirujano de retina.  Cuando menos te lo esperas surgen circunstancias que te recuerdan que tienes tus limitaciones. Hay que aprender a parar a tiempo, pero también hay que saber empujar lo suficiente para conseguir el objetivo.

Lo que para mí está fuera de discusión, es que es un mundo apasionante, y así lo ha sido desde que hice mi primera retina con 27 años. Han pasado muchos años desde entonces, pero sigo fascinándome cada vez que “buceo” en el interior de un globo ocular iluminado.

Ernesto Alonso Juárez, Director Médico Clínica INSADOF